Hemorroides

No existe una definición precisa de hemorroides ya que su naturaleza exacta no está perfectamente establecida. Actualmente se consideran como unas estructuras  vasculoelásticas que almohadillan el canal anal, que se desplazan distalmente, se prolapsan, se congestionan, se dilatan y sangran. En condiciones normales contribuyen a la continencia anal.

La patología hemorroidal puede ser considerada la enfermedad más frecuente de la región anal presentando una alta prevalencia, afectando a cualquier edad y sin diferencias entre hombres y mujeres.

Existen diferentes clasificaciones, siendo la más generalizada la efectuada desde el punto de vista anatómico, teniendo en cuenta el lugar de origen.

Las hemorroides del plexo hemorroidal superior se denominan hemorroides internas, las cuales se originan por encima de la línea pectínea. Las que nacen del plexo hemorroidal inferior, localizadas por debajo de la línea pectínea se denominan hemorroides externas. Las hemorroides internas, dependiendo del tamaño alcanzado, se subdividen en varios grados, siendo la clasificación más ampliamente utilizada la siguiente:

  • Grado I: Existe un mínimo abultamiento en la luz del canal anal.
  • Grado II: Durante los esfuerzos de la defecación se exteriorizan a través del orificio anal, reduciéndose espontáneamente al cesar dichos esfuerzos.
  • Grado III: El prolapso no sólo se produce tras los esfuerzos, sino que puede surgir espontáneamente, precisando ser reducidas manualmente.
  • Grado IV: Las hemorroides permanecen siempre prolapsadas, resultando imposible su reducción.

El síntoma principal de las hemorroides internas es la hemorragia, generalmente de sangre roja viva que mancha el papel higiénico o gotea tras evacuar. El prolapso es el segundo síntoma en orden de frecuencia. Otros síntomas que pueden acompañar son el prurito, disconfort, ensuciamiento…En contra de lo que piensa la población en general, las hemorroides no duelen. El dolor pasará a ocupar un plano fundamental en caso de hemorroides complicadas:

  • Trombosis hemorroidal: consiste en la aparición de uno a varios coágulos intravasculares a nivel del plexo hemorroidal externo.
  • Congestión y prolapso hemorroidal: en ocasiones, las hemorroides internas se edematizan dando lugar a una crisis hemorroidal y prolapso.

El tratamiento médico no es efectivo para hemorroides con un grado importante de prolapso (grados III y IV). Sin embargo, ante hemorroides menos prominentes, puede ser la primera opción terapéutica:

  • Dieta “rica en fibras”.
  • Suprimir alimentos con especias, picantes, alcohol y café. Incluir en las comidas abundantes frutas y vegetales.
  • Es importante la ingesta de 6-8 vasos de agua al día.
  • No estar sentado en el retrete más de 10 minutos.
  • Tres o 4 baños de asiento con agua templada. El baño no durará más de 5 minutos. Séquese sin rascar.
  • Flavonoides micronizados con 10% de Hesperidina y 90% de Diosmina. Actúa mediante la inhibición de ciertos mecanismos de respuesta inflamatoria, mantiene la integridad del epitelio, aumenta el tono venoso y reduce el edema.
  • Daflón 500
  • Venorutón (Rutósidos)
  • Laxantes de volumen.
  • Metamucil
  • Cenat (plántago ovata)
  • Plantaben (plántago ovata)
  • Tratamientos locales.

Se trata solo de tratamiento sintomático. Solo deben utilizarse en episodios agudos y de forma muy limitada.

  • Synalar rectal
  • Ruscus Llorens
  • Proctolog
  • Hemorrane

Para aquellos pacientes en los que el tratamiento conservador no ha resultado útil, existe una amplia gama de posibilidades de tratamiento quirúrgico, cuya indicación va a depender del grado de afectación, clínica asociada, así como de las preferencias del cirujano.

  • Inyecciones esclerosantes.
  • Ligaduras con banda elástica.
  • Fotocoagulación.
  • Crioterapia.
  • Hemorroidectomía.